Cada tanto es posible atrapar los segundos, robarle al tiempo alguno de sus pasos y, aunque sigamos avanzando, casi simultáneamente con el movimiento, podemos guardar el reflejo de los segundos que, inquietos, se escurren de nuestras manos.
Cada tanto es posible atrapar los segundos, robarle al tiempo alguno de sus pasos y, aunque sigamos avanzando, casi simultáneamente con el movimiento, podemos guardar el reflejo de los segundos que, inquietos, se escurren de nuestras manos.